miércoles, 25 de enero de 2017

Una Serie de Catastróficas Desdichas


Una Serie de Catastróficas Desdichas o Una Serie de Eventos Desafortunados, dependiendo del lugar en el que viváis es una serie de Netflix basada en la colección de libros del mismo nombre. Ya hubo en su momento una adaptación al cine de esta saga de libros, protagonizada por Jim Carrey como el Conde Olaf, Emily Browning como Violet  Baudelaire y Liam Aiken como Klaus Baudelaire, entre otros.
Creo que en su momento expresé mi escepticismo hacia el Conde Olaf de Neil Patrick Harris, pero al final me ha callado la boca. Me encanta el Conde Olaf de esta serie, de hecho me gusta más que el de Jim Carrey, ale, ya lo he dicho. Os diré por qué me gusta más. Para empezar, en la película no había tiempo para desarrollar bien a los personajes, sin embargo en la serie sí, y eso le da un punto a favor a Harris porque puede desarrollar su personaje durante ocho episodios. Y para continuar me lo creo más como el Conde, además de rodearse de una cuadrilla inquietante a la vez que ridícula, lo cual le añade un humor negro bastante curioso.
Ayer leí el comentario tonto del día diciendo que esta serie es una mierda y que la película era mejor. Os aseguro que no es así. No, no he leído los libros, pero he visto la película, y el principal problema de aquella era que en menos de dos horas condensaba varios libros. La película me parecía atropellada, sí, me gustó mucho, pero esta serie me ha gustado más por el simple hecho de que tiene 8 capítulos para desarrollar historia. Ocho capítulos que como en todas las series Netflix varía su duración, desde 45 minutos hasta una hora. Pero aquí entramos en el terreno de que todo lo antiguo es mejor, y como me cambies algo me cabrearé.


Es una serie tremendamente divertida y fácil de digerir. Son 8 capítulos. Empecé la serie un viernes por la noche y para el domingo la tenía acabada. Es muy dinámica y maravillosa. El único punto malo es el de todas las series Netflix, que es que tiene muy poco episodios; pero como he dicho en alguna ocasión, más que malo es bueno, porque no alargan innecesariamente sus series, dejándolas totalmente redonditas. Es una serie que te deja con ganas de más y que te deja desangelado cuando ves que se te han acabado los episodios, lo cual es bueno.
Hay veces que me apetece desconectar de tanto superhéroe y me voy a series como Narcos, House of Cards, etc. Pero hay veces que también me apetece desconectar de esas series que te hacen reflexionar mucho, con lo cual agradezco un producto de este tipo. Esta serie inteligente, divertida y dinámica.
Esta serie tiene momentos con pinceladas de serie infantil, pero esa luminosidad contrasta muy bien con ese relato oscuro e inquietante que nos presentan, lo cual la aleja de ser una serie infantil. Yo diría que va destinado a un público más juvenil y a aquellos adultos que, como yo, tienen la mente abierta a todo tipo de productos, porque si abres la mente os aseguro que os parecerá maravillosa. Tiene humor negro, momentos inquietantes, asesinatos, historias como las del aserradero; todo esto crea una amalgama de oscuridad que no es recomendable para un público demasiado infantil. El Conde Olaf es cruel a la vez que cómico, y eso hace de él un personaje realmente complejo y bien desarrollado.
Sí, Emily Browning lo hacía mejor, pero eso se debe a que Emily Browning es mejor actriz.

Como puntos negativos, además de lo corta que es, son algunos personajes como el Sr. Poe o el narrador. Para mi gusto, el narrador aparece demasiado lastrando el relato y cortando lo que de verdad nos interesa, y creo que eso es algo que deben mejorar para la segunda, porque tanta aparición cansa.
Otro personaje que no me gusta es el del Sr. Poe. No he leído los libros, tal vez esté planteado así, pero sacándolo de los libros o no, es un personaje que me exaspera por lo idiota que es. Es por así decirlo, el hilo conductor de la historia, él lleva a los niños de un lugar a otro. Este personaje se cree todos los disfraces y tretas del Conde Olaf, y una o dos veces está bien, pero el hecho de ser tan tonto es exasperante y frustra al espectador, en mi opinión. En mi opinión es lo más forzado del relato, pues trata de dar una explicación de cómo el Conde se sale con la suya siempre.
Ah, y otro personaje que me exaspera es la mujer del Sr. Poe, que me parece que está mejor planteado, siendo únicamente un buitre cuyo único afán es encontrar una noticia. Aun estando mejor planteado, me parece otro personaje muy idiota, con lo que volvemos a las mismas.



La compañía del Conde es de lo más variopinta, lo cual, como ya he dicho aporta un humor negro a la vez que nos resulta inquietante.
De por sí es un relato inquietante, que tiene momentos en los que crees que se trata de una serie infantil, pero a medida que suceden los acontecimientos te das cuenta de que no tiene nada de infantil. Ese colorido que se le da a la bondad, algo muy representativo en la casa de la jueza, contrasta maravillosamente con esa oscuridad que representan la maldad en lugares como la casa del Conde, la serrería, etc.
El relato de la serrería acaba con toda esencia infantil que puede haber tenido el relato, convirtiéndolo en una historia más adulta, pero como ya he dicho, me parece que el tono va más enfocado para un público juvenil.


Hay momentos que son calcados a los de la película, así que aquellos que dice que la película estaba mejor y esas cosas no demuestran mucho criterio, pues además de aparecer las cosas de la película y mejorarlas, añade más cosas al relato que hace de esta serie una gran serie de entretenimiento. Si un día no sabéis qué serie ver y os apetece ver algo dinámico y divertido os recomiendo que pongáis esta serie porque no os aburrirá.
Yo tenía mis dudas sobre Neil Patrick Harris pero os aseguro que hace una actuación muy buena, convirtiéndose en lo mejor de la serie.

Nota: 8,5/10

Una serie tremendamente divertida con un planteamiento inteligente a la par que sencillo, lo cual la hace muy dinámica. Tiene momentos brillantes. Su oscuridad contrasta con una luminosidad que le aportan sobre todo los niños Baudelaire, que además sirven como metáfora de la superación. No tiene un final feliz, lo cual la hace más interesante, no es el típico final feliz que suelen tener este tipo de relatos. Tal vez, cuando la serie acabe sí que habrá final feliz, pero por ahora no lo hay. Tras el vacío que me dejó Stranger Thigs, Netflix nos ha regalado esta serie que, si bien no llega al nivel de Stranger Things, es muy divertida.
Tengo muchas ganas de la segunda temporada. Espero que no hagan caso a los quejicas de turno y tengamos segunda temporada. Por favor, Netflix, segunda temporada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario